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Capítulo 3 FRONTERAS PARA LA MISIÓN EDUCATIVO-CULTURAL DE LA FAMILIA SALESIANA

15 Corazón de la misión salesiana: da mihi animas
16 Asunción de los retos de la vida: · el reto de la complejidad
17 La fragilidad social de la familia como institución
18 Una nueva conciencia del papel de la mujer en la iglesia y que la sociedad
19 El reto de la comunicación social
20 Las nuevas formas de solidaridad

15. Corazón de la misión salesiana: da mihi animas, coetera tolle.

Partimos de nuevo desde el centro de la realidad salesiana, considerando tanto la historia de Don Bosco, como examinando la experiencia de su Familia Apostólica.

El Da mihi animas es como una piedra miliar, cargada de consecuencias y perspectivas. En él está contenido todo el espíritu salesiano. Es nuestro “distintivo salesiano por excelencia”.

Pone en primer lugar la exigencia de la misión.

Expresa el impulso del apóstol.

Es la caridad apostólica, dispuesta a perderlo todo, para salvar a todos.

En los documentos constitucionales se dice, en relación al lema de Don Bosco “da mihi animas”, que somos “signos y portadores del amor de Dios”.

Inmediatamente podremos decir: “Todo, todo, hasta dejar la piel por Cristo y por los jóvenes”1.

16. Asunción de los retos de la vida.

La capacidad de llegar al corazón de la vida, a la experiencia diaria de los destinatarios de nuestra misión, exigen meterse dentro de la realidad, hoy particularmente contradictoria y conflictiva, para acompañar, compartir y ayudar.

Los problemas más urgentes, para la acción de los creyentes, que nacen de la cultura contemporánea, miran entre otras cosas a:

El reto de la complejidad.

Afecta a todos los ámbitos de la vida, comprendido el de la experiencia religiosa.Existe una presencia simultánea de muchas religiones en el mismo territorio.

La misión entra, de esta forma, en relación y confrontación con movimientos e inspiraciones de vida, múltiples y diferentes.

Los jóvenes, pues, son tentados cada vez más frecuentemente por la indiferencia y por la areligiosidad, corriendo el riesgo de reducir la fe a un hecho privado e irrelevante en las opciones que hay que cumplir.

De ello se deriva una desorientación moral, que desafía al carisma salesiano comprometido en la Iglesia a educar a los jóvenes y a las jóvenes a la vida que hay que aceptar y a la relación interpersonal.

17. La fragilidad social de la familia, como institución.

El contexto social y cultural de hoy no favorece el desarrollo de la familia natural.

La Iglesia recuerda a los creyentes algunas convicciones fundamentales:

  • el desarrollo de la sociedad y de la misma Iglesia depende de la familia;
  • la familia es un taller, el primer lugar, de humanización y de verdadera solidaridad;
  • en el designio de Dios la familia es un gran don, originario y bendecido desde el comienzo, la cuna de la vida y del amor.

Todos los que se inspiran en Don Bosco se sienten interpelados por la situación actual, porque reconocen a la familia una función educativa, el ambiente para preparar a los jóvenes al amor, y a la acogida de la vida, la primera escuela de la solidaridad entre las personas y los pueblos.

Los miembros de la Familia Salesiana, seglares y consagrados, asumen un compromiso específico para dar dignidad y fortaleza a la familia, para que sea, de forma cada vez más evidente, “pequeña Iglesia, Iglesia doméstica”.

Hay que tener en cuenta, también aquí, los nuevos problemas que afectan hoy a los dinamismos que están presentes en la procreación, al desarrollo de la vida humana, y a la manipulación del hombre.

“En las fronteras de la vida humana, nuevas posibilidades y responsabilidades se han abierto de par en par con el enorme desarrollo de las ciencias biológicas y médicas, juntamente con el sorprendente poder tecnológico”.

18. Una nueva conciencia del papel de la mujer en la Iglesia y en la sociedad.

La experiencia de la vida salesiana nació y se enriqueció con la aportación significativa y eficaz de muchas mujeres.

Don Bosco no habría podido concebir el Sistema Preventivo sin la formación recibida de Mamá Margarita.

Madre Mazzarello supo traducir al mundo femenino la experiencia de Don Bosco.

Las primeras Voluntarias de Don Bosco en torno a don Felipe Rinaldi inauguraron la secularidad consagrada femenina en la Familia Salesiana.

Hoy las mujeres pertenecientes a la Familia Salesiana, en los diversos Grupos que la componen, se comprometen a compartir el genio femenino en la reciprocidad con los hermanos.

Los grandes cambios de nuestro mundo exigen claridad sobre la dignidad de la mujer y su vocación.

Repetimos aquí unas palabras del Concilio Vaticano II en su conclusión: “Por eso en este momento, en el que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres, impregnadas del espíritu del Evangelio, pueden ayudar mucho a que la humanidad no decaiga”

19. El reto de la comunicación social.

Los instrumentos técnicos e informáticos hacen inmediatamente público todo lo que en otro tiempo era considerado privado.

Superando todas las barreras físicas, la comunicación y sus contenidos, la propuesta de modelos y de consumo, han invadido toda la vida.

La nueva situación de la cultura de la comunicación, por otra parte, ofrece inéditas posibilidades de educación y de evangelización.

Hoy la comunicación social es el camino obligado para la difusión de la cultura y de los modelos de vida.

Es parte significativa de la experiencia juvenil.

Don Bosco intuyó su eficacia y dejó en herencia a su Familia espiritual el compromiso de valorar la comunicación social como instrumento de crecimiento personal y comunitario, y al mismo tiempo, como defensa de la fe en los ambientes populares.

20. Las nuevas formas de solidaridad

La interdependencia entre las personas y los pueblos es un sistema determinante de relaciones en el mundo contemporáneo y llega hasta las esferas de la economía, de la cultura, la política y de la religión.

La respuesta a la interdependencia puede ser doble y crea dos actitudes opuestas: la búsqueda del dominio del otro o el servicio evangélico.

Este último recibe el nombre de solidaridad.

“Esta no es, pues, un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos”

Ser solidario a través de:

  • la asistencia salesiana, cuando es comprendida y realizada según las múltiples actitudes unidas a ella. Hoy también se la puede llamar “ética de estar cercano”; compromete a encontrar intervenciones personalizadas, relaciones de amistad y de confianza, para escuchar las expectativas más profundas de los jóvenes y de las jóvenes, especialmente si son pequeños y pobres.
  • El voluntariado civil, social y misionero, está muy extendido entre jóvenes y adultos. Constituye, para la persona, una posible vocación significativa y de compromiso. Entendido como disponibilidad de tiempo, de apoyo a las iniciativas de promoción, de educación y pastoral, capacita a las personas para la coresponsabilidad.
  • El compromiso social y político.El tema nos obliga a precisar varios puntos.

    En los textos institucionales de los Grupos de la Familia Salesiana se declara, habitualmente, la exclusión de los Grupos, en cuanto grupo salesiano, de toda organización de partido político.

    En muchas zonas se detecta un escepticismo y absentismo por parte de los creyentes con respecto a la política.

    No obstante es necesario recordar dos criterios manifestados por la Iglesia:

    – “La Iglesia alaba y tiene como digna de consideración la obra de aquellos que para servicio de los hombres se consagran al bien del Estado y aceptan las cargas de éste deber”

    – “Los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la “política”, es decir, en la múltiple y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común”

  • La nueva evangelización.El camino realizado por la Iglesia en preparación al tercer milenio ha indicado un compromiso de fidelidad a la Palabra del Señor y a la vocación de cada una de las personas y de los Movimientos.

    La Familia Salesiana, atenta a la voz del Espíritu, ha captado la llamada a un trabajo pastoral y espiritual más profundo:

    – para una personalización de la fe de los destinatarios y de los agentes, a través de una catequesis sistemática,- para el anuncio explícito tanto del mensaje evangélico en la vida diaria, como de las exigencias prácticas que nacen del misterio de la Encarnación,

    – para el acompañamiento de los jóvenes que buscan el sentido que hay que dar a la propia vida, hasta la acogida del don de Dios que llama con una vocación especial de consagración a su Reino.