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Capítulo 2: LA MISIÓN DE LA FAMILIA SALESIANA EN EL NUEVO CONTEXTO RELIGIOSO-CULTURAL

7 El compromiso apostólico interpela a la Familia Salesiana
8 Honrado ciudadano y buen cristiano
9 El humanismo salesiano
10 Comprometerse por la persona humana hoy
11 Significativos en el territorio
12 Graduales en la búsqueda del objetivo integral
13 Complementarios en la convergencia de las fuerzas
14 Educador evangelizando, evangelizar educando

7. El compromiso apostólico interpela a la Familia Salesiana.

La Iglesia del Concilio Vaticano II, a través del magisterio del Papa, de los Sínodos de los Obispos y del Gran Jubileo de la Redención, ha impulsado a las comunidades de creyentes a retomar con entusiasmo y novedad el anuncio de la salvación a todo el mundo.

La Familia Salesiana, en el camino de renovación y de comunión de todas las fuerzas que la componen, ofrece a sus miembros algunas opciones fundamentales para vivir, eficazmente, el compromiso misionero y apostólico.

Parte de algunas intuiciones típicas de la experiencia de Don Bosco.

8. Honrado ciudadano y buen cristiano

Esta expresión, utilizada con frecuencia por Don Bosco para definir el significado de su obra en la Iglesia y en la sociedad, ha traspasado los confines de su tiempo y de la experiencia en Valdocco.

“Honrado ciudadano y buen cristiano” tiene contenidos tradicionales y nuevos.

Se refiere al deseo de colaborar en el nuevo orden de la sociedad que nacía en aquellos años, insertando en los procesos de cambio los valores permanentes del vivir y del actuar moral.

Reconoce, casi empáticamente, el valor del orden nuevo que la sociedad va expresando. Reconoce la riqueza de la cultura nueva que está naciendo y los esfuerzos por dar a la humanidad un bienestar más amplio y más seguro.

Reconoce la fuerza contenida en la religiosidad que se renueva a la luz de los problemas y de las expectativas de la gente, particularmente de las personas más necesitadas.

Representa, por tanto, una enunciación sintética del manifiesto educativo de nuestro Padre.

La síntesis no hay que buscarla únicamente en la brevedad de la expresión, sino también y principalmente en la capacidad de no dividir todo lo que en la vida diaria está unido.

Todos somos, al mismo tiempo, ciudadanos y creyentes.

La intuición de Don Bosco era la de indicar la interdependencia de los dos conceptos.

La honradez de ciudadano conduce a la fidelidad hacia los valores evangélicos.

La vida como buen cristiano es fundamento para la honradez social del ciudadano

9. El humanismo salesiano.

El contenido inmediato que se percibe en la palabra de Don Bosco es la aceptación de todo lo que es integralmente humano.Ante todo, tender al “honrado ciudadano y buen cristiano” es poner de manifiesto la dignidad de la persona humana.

El Concilio Vaticano II en la constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo afirma con claridad: “Según la opinión casi unánime de creyentes y no creyentes, todo lo que existe en la tierra debe ordenarse al hombre como su centro y su culminación” (G. et Spes n. 12).

Los educadores y los apóstoles tienen el compromiso de despertar y poner en movimiento todas las posibilidades juveniles: la facultad del conocimiento y de la razón, el variado patrimonio afectivo, la voluntad fortificada por la libertad.

Además, el humanismo salesiano considera la realidad diaria, desde el trabajo a la cultura, desde la alegría de la amistad al compromiso civil, desde la naturaleza en la cual estamos inmersos a la educación personal y social, desde la competencia profesional a la honradez moral de los propios gestos y de las opciones; todas ellas realidades que constituyen la vida, y que son valores que tienen que ser defendidos y ayudados a crecer, en la experiencia universal.

El compromiso por la promoción humana en la historia salesiana tiene en gran consideración las pequeñas realidades que forman la experiencia de las personas.

Además, el humanismo salesiano actúa en la perspectiva de dar sentido a la vida diaria.

La educación a través de la razón, la religión y el amor de Don Bosco tiende a llenar de esperanza y de futuro la historia de las personas.

El compromiso apostólico salesiano de todos los Grupos de la Familia está definido por la educación como contenido de la propia misión, de la forma de intervención para ser eficaces, y de la opción espiritual para los agentes.

Finalmente, el humanismo salesiano se propone ayudar a cada uno a encontrar el justo puesto en la sociedad y en la Iglesia.

La vocación de cada uno es el punto más importante de la vida.

Estamos en el mundo no para nosotros, sino para los demás, comprometidos en una misión específica como servicio a los hermanos.

La idea fundamental es que hay que trabajar, siempre y en todo lugar, con caridad evangélica.

Los creyentes, adultos y jóvenes, consagrados y seglares, hombres y mujeres, expresarán de mil maneras el don de la caridad: unos a través de la limosna, otros en actividades educativas, otros también en el compromiso por la evangelización, hasta la donación misionera.

10. Comprometerse por la persona humana hoy.

El objetivo de la misión de la Familia Salesiana, dentro de la sencillez de su formulación “honrado ciudadano y buen cristiano”, se ha hecho complejo y difícil en el contexto social y religioso de hoy.

Razones históricas, culturales y religiosas dificultan la intervención apostólica.

La encíclica de Juan Pablo II, Redemptoris Missio, responde a muchos interrogantes que el apostolado se hace.

La Familia Salesiana que vive en las diversas regiones del mundo es invitada por tanto, a una lectura atenta y a una profundización adecuada en las diversas situaciones del documento eclesial.

Don Bosco recordaba a sus colaboradores que trabajaran con caridad ejercitada, “según las exigencias del tiempo”.

Estas exigencias tienen, verdaderamente, que llenar de concreción los objetivos de la misión.

Intentemos indicar algunas direcciones posibles.

11. Significativos en el territorio.

“El honrado ciudadano y el buen cristiano” se miden, en primer lugar, con una presencia significativa en el territorio.

Esto comporta una inserción efectiva en los contextos de vida de la gente sencilla y de los jóvenes en particular.

Se es significativo tanto por el testimonio de compartir el sufrimiento, como por las propuestas operativas que se formulan, como respuesta a los interrogantes que nacen cuando se busca un crecimiento en humanidad.

Existen problemas de relaciones, a corto y a largo alcance, con personas y con instituciones; cuestiones de valores humanos y morales que hay que recordar y promover, dentro del respeto a las diversas posiciones y en coherencia con la propia conciencia; soluciones nuevas que hay que buscar, partiendo de experiencias pasadas y mirando al futuro; defensa de los derechos especialmente los que corresponden a los más débiles y más expuestos; presencia eficaz en la política donde se elaboran las estrategias educativas; convergencia de fuerzas para promover una opinión pública nutrida de valores evangélicos y salesianos.

El criterio de la significatividad tiene aplicaciones distintas en contextos geográficos y culturales diversos.

No exige lo mismo en lugares diferentes y tampoco indica el mismo camino a personas diversas.

12. Graduales en la búsqueda del objetivo integral.

“El honrado ciudadano y el buen cristiano” expresa la madurez lograda, es decir, la apertura a la verdad en su totalidad y a la responsable libertad personal.

El salesiano de todos los Grupos de la Familia está, al mismo tiempo, atento a los procesos de educación y pronto a acompañar y a animar, el camino hacia el objetivo

Esto exige la gradualidad en el camino.

Las Constituciones de los Salesianos de Don Bosco expresan claramente esta exigencia: “Imitando la paciencia de Dios acogemos a los jóvenes tal como se encuentran en el desarrollo de su libertad. Les acompañamos para que adquieran convicciones sólidas y progresivamente se vayan haciendo responsables del delicado proceso de crecimiento de su humanidad en la fe”

La Iglesia ha indicado algunas determinaciones, que es útil retomar en el presente contexto.

La “Catechesi tradendae” recuerda:

  • la integridad del contenido que hay que trasmitir con “todo su rigor y con todo su vigor”;
  • el equilibrio en la organización de los contenidos mismos que hay que presentar;
  • la organización entre las diversas partes, resaltando lo que cada parte requiere;
  • la jerarquización respetuosa de la centralidad de algunos contenido respeto a otros y, por tanto, fundamentales, y condicionantes;
  • el lenguaje que hay que utilizar, inspirado por la humilde preocupación de que capten mejor la riqueza de los contenidos.

La aplicación correcta del Sistema Preventivo responde a las exigencias del anuncio evangélico, para que resulte completo, claro y eficaz.

13. Complementarios en la convergencia de las fuerzas.

“El honrado ciudadano y el buen cristiano” presenta una riqueza de contenidos que hay que descubrir continuamente.

La experiencia en la educación reconoce que para realizar los objetivos es indispensable la sinergia de muchas intervenciones, especialmente hoy.

La presencia simultánea de muchos puntos de referencia sobre los mismos problemas de la vida, la diversidad de visión de la persona humana en la cultura actual, la cantidad indefinida de mensajes que llegan al mismo sujeto, a través de una comunicación que se ha convertido en policéntrica, exigen un más amplio y riguroso planteamiento del hecho educativo.

Hay muchas fuerzas convocadas a esta causa.

Tienen que ser coordinadas para el logro del objetivo común.

La Familia Salesiana, con los diversos Grupos que la componen, puede asegurar, más competentemente, la cobertura de los diversos sectores educativos, a partir de la identidad de los Grupos y de la especificidad en la realización de la misión.

En este ámbito se recoge la riqueza y la eficacia de las diferencias, dentro de una comunión más profunda y sustancial.

14. Educar evangelizando, evangelizar educando.

Ésta es una segunda formulación del compromiso apostólico de la Familia Salesiana de Don Bosco.

Será objeto de reflexión a continuación, en el capítulo que presentará la espiritualidad salesiana en la acción apostólica.

El recuerdo sirve para subrayar el nuevo aspecto que viene a continuación.

La unidad de la misión salesiana, compleja en sus componentes, tiene necesidad de misioneros que vivan la unidad interior.

Sepan, pues, dirigir la educación, particularmente de la juventud, a la evangelización.

No podemos decir que hemos educado, si nos paramos a la mitad del camino: Tanto en la oferta, si miramos a los contenidos, como en la responsabilidad que queremos suscitar mirando al destinatario, como en la sustancia del hecho educativo y del hecho evangelizador, si lo reducimos a bienes privados e individuales.

Sepan los apóstoles abrir la evangelización a las exigencias de la educación, reconociendo la importancia de dar respuesta a los problemas reales, para no trasmitir un mensaje alejado de la vida cotidiana.