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Presentación

A LOS RESPONSABLES CENTRALES DE LOS GRUPOS DE LA FAMILIA SALESIANA EN SUS SEDES

Queridos hermanos y hermanas:

Hemos celebrado, hace unos días, los 125 años de expediciones misioneras en la Congregación y en la Familia de Don Bosco.

Deseo expresar, una vez más, junto con el agradecimiento a Dios por toda la ayuda que nos ha dado, mi más sentido gracias a los misioneros, que partían para varias zonas de la presencia salesiana, y a cuantos, de cerca y de lejos, han preparado el encuentro de Turín.

Hemos sido confortados también con la palabra del Papa, en la carta enviada al Rector Mayor para tal acontecimiento; ha recordado la significativa experiencia de las “Misiones Salesianas” en todo el mundo.

Ser misioneros tiene, siempre, dos ambientes de intervención: aquí y allá.

En Turín hemos sido orientados a tomar en consideración la exigencia de vivir “allá”, es decir en los territorios misioneros. Ir a misiones es parte viva del carisma de Don Bosco y de la vida salesiana. No seríamos fieles al don del Espíritu si disminuyera nuestra generosidad misionera.

El presente testo, “Carta de la Misión de la Familia Salesiana”, nos lleva al “aquí”, a la vida diaria, entretejida de comunión, de compromiso apostólico, de convergencia de proyectos, de responsabilidad compartida por la difusión del Reino de Dios y de la espiritualidad salesiana.

Es una manera distinta, pero no secundaria, de la realización del sueño de Don Bosco educador y evangelizador, sobre todo por los jóvenes.

Al entregaros hoy, a los Responsables Centrales de los Grupos de la Familia Salesiana, la Carta de la Misión, revivo la riqueza del encuentro de los Consejos Generales, celebrado en la Pisana en el pasado junio.

Recuerdo con alegría la numerosa presencia, la activa participación de todos los Grupos, el deseo de un conocimiento recíproco cada vez más fraterno y profundo, la voluntad de caminar en comunión de espíritu y en convergencia de compromisos.

Sed todos, por tanto, promotores, cada uno en el ámbito del propio Grupo, de la reunión de Roma y del resultado más importante representado hoy en la Carta de la Misión.

Ha nacido del trabajo de muchos.

No tiene la intención de ser un texto doctrinal con ideas nuevas.

Presenta, ampliamente, la orientación y la sensibilidad de los Grupos de la Familia Salesiana respecto a su misión apostólica.

Lo podemos definir, correctamente, como un texto inspirativo.

Pide a cada miembro de los Grupos de la Familia un compromiso que se caracteriza como compromiso salesiano: por la opción de los destinatarios, por la propuesta de promoción y evangelización que ofrece, por la voluntad de profundizar las grandes intuiciones del Sistema Preventivo, por la implicación seglar, por la traducción ligada al contesto espacial y cultural del Carisma Salesiano.

Los responsables y las responsables locales y nacionales, internacionales y mundiales, son los primeros que deben estar comprometidos en difundir los criterios y las orientaciones contenidas en el presente texto.

Algunas palabras se repiten con frecuencia: misión, comunión, apostolato, salesianidad, jóvenes, retos, educación, promoción, evangelización, Sistema Preventivo, espíritu y espiritualidad.

Algunos criterios parecen de dominio común, pero tienen que ser aclarados continuamente y llevados a la práctica: autonomía y corresponsabilidad, comunión y originalidad.

Cada una de las realidades mencionadas tendrá necesidad de un adecuado comentario, que no me corresponde a mi, en el momento en el que estoy presentando la Carta de la Misión.

Será, por el contrario, función de vosotros los Responsables en diferente grado, de cada uno de los Grupos.

Nos estamos preparando a la fiesta de la Inmaculada, siempre muy querida por Don Bosco. María Inmaculada ha marcado muchas etapas de la vida y de la expansión del Carisma Salesiano. Pidámoselo con esta intención

Sea para todos Madre y Auxiliadora.

Os deseo un buen trabajo.

Don Juan E. Vecchi

Rector Mayor

Roma, 25 de noviembre de 2000