Comentario sobre el evangelio según San Juan 10, 1-10
por parte del seminarista diocesano y aspirante a Salesiano Sooperador Teobaldo Pujol de Salas, del Centre Salésien Don Bosco de Perpinyà.
“En aquel tiempo, dijo Jesús: Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a las suyas por su nombre y las hace salir. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz”. Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia”.
Palabra del Señor
Mis queridos amigos;
¡Qué triste es que un evangelio tan hermoso no se proclame un domingo!
Este Evangelio nos expone lo que el sacerdote debería ser.
¿Qué es el sacerdote? Es un hombre de oración, que dedica toda su vida a esto.
Ora por nosotros con la celebración de la Santa Misa, con la recitación del breviario, por lo tanto, derriba en la Iglesia, de la que todos somos miembros, las gracias de Dios para que seamos fieles a las promesas de nuestro bautismo.
A pesar de los tiempos difíciles, nuestra santificación continúa, Cristo es Sacerdote, Profeta y Rey. Por su vocación sacerdotal, el sacerdote continúa el sacerdocio de Cristo, que es un sacerdocio de oración, Cristo intercede por nosotros y lo hace a través del sacerdote.
Durante la misa, el sacerdote no dice “este es el cuerpo de Jesucristo”, pero dice “este es mi cuerpo (HOC EST ENIM CORPUS MEUM)”, por su palabra, se convierte en uno con Jesús y por lo tanto su sacrificio (sacrificio de su vida) debe estar unido con el sacrificio que Cristo ofreció.
Este sacrificio es la base de la vocación sacerdotal. Este sacrificio que es la misa no se puede hacer sin un sacerdote y no puede haber un sacerdote sin la misa. Por eso, queridos amigos, es importante hablar desde una edad muy temprana de la vocación sacerdotal. ¡No hay sacrificio más hermoso que dar la vida por Dios y por sus ovejas! En muchas familias muy fervientes, la gente reza por las vocaciones; ¡pero a condición de que llegue a la casa del vecino y no a nuestra casa! Sin embargo, es una gran gracia que el Buen Señor da para tener vocación en una familia. Por lo tanto, les propongo en este día tan especial orar por las vocaciones sacerdotales y por los sacerdotes. ¡Oremos también a la Virgen María para que guíe a muchos jóvenes en el camino vocacional!
Teobaldo Pujol de Salas
(Publicado en http://www.perpignan.catholique.fr/index.php ).